jueves, 29 de noviembre de 2018

Perallilo, Maytenus canariensis

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Nombre común: Peralillo
Familia: Celastraceae
Órden: Celastrales
Hojas: hoja aserrada irregularmente y ovalada
Flores: pequeñas flores de color verde páilo o amarillo
Fruto: fruta verde en forma de pera, no comestible
Tipo de planta: 
Altura de la planta: Hasta 4m. (algunos ejemplares de 8m)
Altitud a la que vive: 
Frecuencia: Muy Rara
Grado de protección: 
Origen: Endemismo Canario
Isla: Todas menos Lanzarote.
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Descripición: 
Es un arbusto o árbol de pequeño tamaño muy ramificado que se diferencia de otras especies arbóreas por sus hojas alternas, ovaladas con el borde aserrado irregularmente y por sus frutos, que son cápsulas dehiscentes triloculares, de color verdoso pálido a marrón. Alcanza los 6-8 m de altura, aunque en zonas muy expuestas y ventosas a veces no supera el porte arbustivo. Normalmente tiene una copa más bien pequeña y globosa. El tronco es algo irregular y la corteza gris oscura, con finos pliegues transversales.  En época otoñal comienzan a brotar numerosas florecillas blanco cremosas y hermafroditas, agrupadas en racimos cortos que se disponen junto a los rabillos de las hojas. Los frutos, que a primera vista recuerdan a una perita, son cápsulas de color verde pálido y apariencia carnosa al principio. 

Distribución y hábitat: 
Es endémica de las Islas CanariasEspaña, donde se encuentra en todas las islas excepto en Lanzarote y localmente es muy común en el matorral de acantilados y zonas rocosas.

Ecología: 
Resultado de imagen de peralillo canariensis bosques termófilosEl peralillo es una especie propia de los bosques termófilos. Normalmente vive entre los 200 y 800 m de altitud, por lo que ocupa el borde inferior del dominio potencial del monteverde.Aunque con menos frecuencia, también alcanza las áreas de transición con los pinares y las zonas bajas y medias de barrancos orientados a los vientos alisios —es muy raro encontrarla en los orientados al sur y el oeste—. Prefiere las exposiciones abiertas y soleadas.



viernes, 23 de noviembre de 2018

¿Son los virus seres vivos?

Los virus.

Todo ser vivo es capaz de nutrirse, relacionarse con el medio en el que vive y reproducirse. Una planta se nutre, se relaciona y se reproduce. Por eso se define como un ser vivo. Una roca no es capaz de realizar ninguna de estas tres funciones. Por ello, no es un ser vivo.

Los virus no se nutren, ni se relacionan. Para hacerse copias de ellos mismos necesitan, de forma obligatoria, la intervención de una célula. Por ello, los virus no son seres vivos. Este es el motivo por el que no aparecen incluidos en ningún Reino en los que se engloban los seres vivos.

Resultado de imagen de virus fotos reales Estructura de los virus

La estructura de un virus es muy simple. Constan de una molécula que contiene información genética, una cápsula de proteínas en cuyo interior se encuentra la información genética. Algunos, además, tienen una envoltura por encima de la cápsula.


¿Qué provocan los virus?

Los virus atacan cualquier tipo de células provocando su muerte. Por eso, producen enfermedades. Porque no son seres vivos, es difícil tratar de combatir una infección vírica. No se pueden utilizar antibióticos , ya que son fármacos que matan bacterias. Sólo nuestro sistema inmune puede luchar contra los virus. Nos vacunamos para alertar a nuestro sistema inmunológico sobre la existencia de virus y prevenir un posible contagio. Las medidas higiénicas pueden también impedir el contagio de enfermedades víricas.

El origen de la vida.

¿Cómo pudo surgir la vida?

  • Oparin y Haldane.
En la década de 1920, los científicos ruso Aleksandr Oparin e inglés J. B. S. Haldane propusieron de manera independiente la ahora llamada teoría de Oparin y Haldane: la vida en la Tierra podría haber surgido paso a paso de materia no viva a través de un proceso de “evolución química gradual”^3.
Oparin y Haldane pensaban que la Tierra en sus inicios tenía una atmósfera reductora, es decir, con una muy baja concentración de oxígeno, en la cual las moléculas tienden a donar electrones. En estas condiciones, ellos sugirieron que:
  • Moléculas inorgánicas simples pudieron haber reaccionado (con energía de rayos o el sol) para formar unidades estructurales, como aminoácidos y nucleótidos, que pudieron haberse acumulado en los océanos para formar una "sopa primordial"^3.
  • Los ladrillos pudieron haberse combinado en otras reacciones para formar moléculas más grandes y complejas (polímeros), como proteínas y ácidos nucleicos, tal vez en pozos en la orilla del agua.
  • Los polímeros pudieron haberse ensamblado en unidades o estructuras que fueran capaces de mantenerse y duplicarse a sí mismas. Oparin pensaba que estas pudieron ser “colonias” de proteínas agrupadas para llevar a cabo el metabolismo, mientras que Haldane indicó que las macromoléculas quedaron encerradas por membranas para formar estructuras similares a las células^{4,5}.
  • Los detalles de este modelo probablemente no son del todo correctos. Por ejemplo, los geólogos hoy en día piensan que la atmósfera no era reductora y no está claro si los primeros indicios de vida surgieron en los pozos a la orilla del mar. No obstante, la idea básica, una formación espontánea paso a paso de moléculas o ensambles biológicos simples, después más complejos y luego autosustentables, todavía es el elemento central de la mayoría de hipótesis sobre el origen de la vida.
  •  Miller y Urey
En 1953, Stanley Miller y Harold Urey hicieron un experimento para comprobar las ideas de Oparin y Haldane. Determinaron que las moléculas orgánicas podrían formarse espontáneamente en condiciones reductoras, las cuales se pensaba que eran similares a las de la Tierra en sus inicios.
Miller y Urey construyeron un sistema cerrado que contenía un depósito de agua tibia y una mezcla de gases que supuestamente abundaban en la atmósfera de la Tierra en sus inicios (\text{H}_{2}\text{O}\text{NH}_{4}\text{CH}_{4} y \text{N}_{2}). Para simular los rayos que quizás proporcionaron energía para las reacciones químicas en la atmósfera de la Tierra, Miller y Urey enviaron chispas de electricidad a través de su sistema experimental.
Representación del equipo que usaron Miller y Urey para simular las condiciones en la Tierra en sus inicios.

Después de dejar que el experimento funcionara durante una semana, Miller y Urey vieron que se habían formado varios tipos de aminoácidos, azúcares, lípidos y otras moléculas orgánicas. Aunque faltaban moléculas grandes y complejas (como las de ADN) y proteínas, su experimento demostró que por lo menos algunas de las unidades estructurales de estas moléculas podrían formarse espontáneamente a partir de compuestos simples.

Los resultados de Miller y Urey.

En la actualidad, los científicos creen que la atmósfera de la Tierra en sus inicios era diferente al experimento de Miller y Urey (es decir, no reductora y con bajos niveles de amoniaco y metano)^{6,7}. Por lo tanto, se duda que Miller y Urey hicieran una simulación precisa de las condiciones en la Tierra en aquel entonces.
Sin embargo, varios experimentos realizados en años posteriores han demostrado que pueden formarse unidades estructurales orgánicas (especialmente aminoácidos) a partir de precursores inorgánicos en condiciones muy variadas.^8
^9
A partir de estos experimentos, parece razonable pensar que al menos algunas de las unidades estructurales de la vida pudieron tener una formación abiótica en esta época. Sin embargo, sigue siendo una incógnita exactamente cómo (y en qué condiciones).

De monómeros a polímeros

¿Cómo fue que en los inicios de la Tierra los monómeros (unidades estructurales), por ejemplo, aminoácidos, pudieron ensamblarse en polímeros, o macro-moléculas biológicas reales? En las células actuales, las enzimas arman los polímeros. Sin embargo, dado que las enzimas son polímeros.
Es posible que se formaran polímeros a partir de monómeros espontáneamente en las condiciones encontradas en la Tierra en sus inicios. Por ejemplo, en la década de 1950, el bioquímico Sidney Fox y sus compañeros determinaron que si los aminoácidos se calentaban en ausencia de agua, podrían vincularse para formar proteínas^{10}. Fox sugirió que, en esa época, el agua de mar que transportaba los aminoácidos pudo salpicar sobre una superficie caliente como un flujo de lava, lo cual hizo hervir el agua y dejar una proteína.

Experimentos adicionales en la década del 90 demostraron que los nucleótidos de ARN pueden vincularse cuando son expuestos a una superficie de arcilla^{11}, la cual actúa como un catalizador para formar un polímero de ARN. En términos más generales, la arcilla y otras superficies minerales pueden haber tenido una función clave en la formación de polímeros al actuar como soportes o catalizadores. Los polímeros que flotan en una solución pueden hidrolizarse (descomponerse) rápidamente, lo cual avala un modelo de unión a una superficie^{12}.
La imagen de arriba muestra un ejemplo de un tipo de arcilla conocida como montmorillonita. En particular, tiene propiedades catalíticas y de organización que pueden haber sido importantes en los orígenes de la vida, tales como la capacidad de catalizar la formación de polímeros de ARN (y también el ensamble de vesículas de lípidos similares a células)^{13}