Las especies exóticas invasoras son una de las principales
causas de pérdida de biodiversidad en el mundo y causan graves problemas no
sólo ambientales, sino también sociales y económicos. Esto ha supuesto, junto
con la pérdida de hábitat, las principales causas de extinción de especies en
el planeta.
Estas especies invasoras son particularmente destructivas en
ecosistemas insulares. Por ejemplo, de las extinciones registradas de especies
de vertebrados en el planeta, el 75 % ha ocurrido en islas. Asimismo, los
territorios insulares, que ocupan alrededor del 5 % de la superficie terrestre,
albergan el 40 % de las especies catalogadas como críticamente amenazadas, lo
que los coloca como ecosistemas prioritarios en la conservación de la
naturaleza.
En Canarias las especies invasoras suponen el principal
impacto sobre las especies amenazadas y ponen en jaque a millones de años de
evolución. El clima subtropical de estas islas facilita y posibilita el
establecimiento de muchas de estas especies foráneas, algunas de ellas
presentes en los listados de las más dañinas del planeta.
Pennisetum setaceum se considera una de las especies
exóticas invasoras más dañinas para el entorno natural del Archipiélago
Canario. Es una planta con alta capacidad de dispersión: rebrota fácilmente de
raíz, vive unos veinte años, y es capaz de producir miles de semillas de manera
continuada durante todo el año, que además pueden germinar hasta 6 años
después, se dispersan con facilidad por el viento, arrastre de agua, animales,
vehículos y usos humanos, es resistente a cortes, pisoteo, fuego y a muchos herbicidas;
adaptándose así a numerosos tipos de ambientes y suelos de la isla,
principalmente en aquellos que se encuentran degradados.
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